Vivimos en una cultura que valora el estar siempre preocupados o estresados, y que normaliza los dolores y malos hábitos con tal de mantenerse funcionando, por lo que cabe preguntarnos, ¿Qué podemos hacer para tener una mejor calidad de vida y aumentar nuestro bienestar?
Para empezar, el alimento es una de nuestras principales medicinas: Tomar consciencia de lo que ingerimos y decidir sobre ello puede aportarnos mucho. Comer muchos carbohidratos y azúcar puede disminuir nuestro rendimiento y hacernos sentir mal. Sin aumentar nuestro presupuesto, podemos cambiar el pan por otros carbohidratos de mayor calidad, comer frutas, papas o zapallo. Además, el agua tiene un rol clave, por lo que debemos estar hidratarnos siempre.
Descansar lo suficiente, practicando lo que los especialistas llaman “higiene del sueño”: Es fundamental para la salud física y mental dormir bien en las noches. Ayuda mucho preparar el ambiente para dormir; no comer muy tarde, bajar las luces dos horas antes de irse a dormir, tomar una ducha con agua caliente, apagar la TV y aparatos tecnológicos. También es positivo leer un libro, respirar, meditar o rezar y terminar agradeciendo el día.
Mover el cuerpo, sólo necesitamos 7 minutos diarios: el ejercicio es un fármaco gratuito, ya que ayuda al ánimo, al manejo de los dolores, a las facultades mentales, a la salud física, entre otros. Si no hacemos nada, debemos empezar a caminar un poco, luego a caminar más, y así sucesivamente, lo importante es superarse a uno mismo incorporando micro hábitos. Estamos genéticamente diseñados para movernos, el sedentarismo es uno de los grandes responsables de la cantidad de enfermedades que padecemos hoy en día.
Prepárate para cambiar: Hazte cargo de tu vitalidad, independiente de los factores externos y proponte a ti mismo mejorar tu vida con una fecha de inicio para mejorar algún aspecto de ella. Puede ser realizar ejercicio, comer mejor, hacer alguna actividad de realización personal.
Gran mañana y gran noche: Incorpora la respiración en las mañanas y noches. Respirar, elongar y estirar el cuerpo ayuda mucho a despertarse y relajarse a la vez. Planifica tu día dejando instancias que te permitan elongar, suspirar y estirarte.
Pies descalzos, contacto con la naturaleza: Trata de estar en contacto con la naturaleza, cuando puedas, a pies descalzos. Sentir la tierra, el agua fría, el viento o brisa al caminar, ayuda a mejorar nuestro estado de ánimo y salud física.
Gradualidad y experimentación: Incorpora pequeños hábitos y experimenta durante una semana si te permiten disfrutar de sus beneficios. Es normal que cueste, lo importante es hacerlo. Elige lo que a ti te sirve, y si es necesario, asesórate por un experto.
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